Libro: La Flauta Mágica y la Iniciación

Capítulo 5. La Prueba del Silencio

Segundo Acto. Escena 2

La Prueba del Silencio. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

Pamino y Papageno son introducidos al templo por tres sacerdotes, en la oscuridad, de noche, una vez adentro les quitan los sacos que cubren su cabeza; resulta interesante que las pruebas se realicen precisamente en la noche; debe distinguirse el simbolismo de la noche como símbolo de nuestros defectos y de ignorancia; por el otro lado, está la noche augusta de los sabios, el silencio de la mente. Aquí claramente se refiere a la noche como símbolo de quietud, de paz y de sabiduría; estado interior adecuado para pasar las pruebas.

No saben dónde se encuentran, los sacerdotes los dejan solos en completa oscuridad y con el fin de llevarlos a la reflexión y a la introspección. Papageno se llena de temor, pues además de la oscuridad se escuchan truenos. Las personas que solemos ser superficiales, nos llenamos de miedo al tratar de introvertirnos, de conocernos a sí mismos, nos gusta estar como somos, sin cambios, auto engañados y fascinados en tonterías a las que les damos un valor que no merecen.

Después del periodo de reflexión, entran los sacerdotes con antorchas en la mano para ver el estado interior de los aspirantes, que prueban a través de preguntas; el objetivo es saber si se está determinado a seguir el camino interior.

Misión en la vida

Hace miles o millones de años, nosotros hemos emanado de aquello que no tiene nombre, ni orillas jamás, con la única misión de regresar auto realizados, salimos como simples chispas inocentes y nuestro deber es regresar como llamas llenas de sabiduría; pero nos hemos extraviado, hemos perdido el camino; ese camino de regreso es la iniciación.

Durante muchas vidas hemos vagado de un lado para otro sin sentido alguno, y es ahora, que tenemos la gnosis en las manos, que es posible retomar la senda que algún día hemos abandonado. Pero hay que estar muy definidos a transitarla, por ello se les pregunta:

«Primer Sacerdote: “Extranjeros, ¿qué es lo que os mueve a penetrar en nuestros muros?” Tamino: “La amistad y el amor”. Primer Sacerdote: “¿Estás preparado a luchar por conquistarlos con tu vida?” Tamino: “Sí”. Primer Sacerdote: “¿Te someterás a cada una de las pruebas?” Tamino: “¡A cada una de ellas!” Primer Sacerdote: “¡Dame tu mano! ¡Así!”».

Tamino es el ejemplo de lo que debemos reunir, tener firmeza en el camino, estar dispuesto a todo, tal como dice el axioma del arcano 19: "Toma el escudo de tu fe y avanza con paso decidido ya sea en favor del viento o contra todos los vientos". Muy diferente es lo que somos, el estado en que estamos de indecisión, representados por Papageno.

El silencio interior

El Silencio interior. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

Los sacerdotes entran con antorchas en las manos, y preguntan a Papageno si quiere luchar por conquistar la sabiduría y el amor, pero él no quiere saber nada de eso, se contenta con tener pan y abrigo; pero no desestima el encontrarse con una mujercita.

Para entender esta parte de la obra, hay que comprender que hay cuatro tipos de mujer: La mujer Eva-Venus es la mujer que bebe, se droga, se prostituye, miente, adultera, etc. La Venus-Eva, es la mujer del hogar o profesionista que lo que busca es tener su hogar bien formado, educar a sus hijos, que la amen, tener dinero, etc., no hacer daño a nadie, pero no aspira a nada espiritual.

La mujer Venus-Urania es la mujer que además de cumplir como buena dueña de casa, que es una madre ejemplar, que cumple con todos los deberes de mujer, hija, esposa, trabajadora, profesionista, etc., trabaja en revolucionarse espiritualmente, busca desintegrar sus defectos psicológicos, ayuda a la humanidad y transmuta sus fuerzas creadoras, ese tipo de mujeres es el ideal de las estudiantes de gnosis. La mujer Urania-Venus es la mujer ya auto realizada, la mujer que ha logrado la misión de su vida, una Juana de Arco, una Helena Petronila Blavatski, verdaderos faros de luz para la humanidad.

Por lo anterior, claramente entendemos que Papageno es el símbolo de la mujer o el varón que se contenta con tener comida, bebida y sueño. Eso, no es un delito, la divinidad no está en contra de ello, sencillamente a uno no le gusta el camino interior, no busca revolucionarse internamente, no nos llama el camino secreto. Pero, obviamente para lograr una estabilidad en su vida, necesita también tener cierto nivel moral, pasar ciertas pruebas, no tan elevadas como en el camino secreto, pero sí lo suficientemente, como para tener esa dicha del hogar.

Sabiduría y amor son las columnas torales de la Logia Blanca, son también los pilares de todo buen hogar y son las bases para que cualquier empresa triunfe. Es por ello, que le piden los sacerdotes a Papageno que esté dispuesto a seguir las leyes del templo, pues Sarastro, el sacerdote solar, le tiene una mujer vestida igual que él, de nombre Papagena; que esté dispuesto a morir si es necesario, obviamente no se refiere a la muerte del cuerpo físico, sino a no delinquir, no robar, no mentir, no adulterar, etc.

Debe Papageno guardar silencio. También el príncipe Tamino debe estar en silencio ante Pamina. La prueba del silencio, tiene muchos niveles, pues no sólo se refiere a no hablar tonterías, groserías, maldiciones, chismes, calumnias, intrigas, etc., sino que hay todavía más, es importante no tocar con la lengua interior las escenas que vivimos, no juzgar a los demás ni con la lengua física, ni con la lengua interna.

«Queremos practicar el silencio interior en relación con algo que ya esté en la mente, persona, suceso, asunto propio o ajeno, lo que nos contaron, lo que hizo fulano, etc., pero sin tocarlo con la lengua interior, sin discurso intimo...

Aprender a callar no solamente con la lengua exterior, sino también, además, con la lengua secreta, interna, resulta extraordinario, maravilloso.

Muchos callan exteriormente, mas con su lengua interior desuellan vivo al prójimo. La charla interior venenosa y malévola, produce confusión interior.» (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria)

La prueba del silencio, debe llevarse a cabo en todo nuestro tren de vida, necesitamos tener menos egolatría y pensar más en el bienestar de los demás.

La tentación.

Por si fuera poco, ya de por sí, la eliminación de todos los defectos psicológicos que intervienen para hacer un buen uso del verbo, es una titánica tarea, digna de un Hércules, o una mujer o caballero Tigre del México antiguo, resulta que eso no es todo…

Las tradiciones iniciáticas de todo el mundo hablan claramente de que el aspirante a la iniciación debe trascender las tentaciones; podemos encontrarlas en el evangelio de Buda, cuando el demonio Mara, envía a sus tres bellísimas hijas a seducir sexualmente al gran iniciado Buda, tratan de hacer caer en la tentación, urdiendo los más sofisticados encantos. Por lo que la prueba del silencio toma otro matiz en esta parte de la obra, y es por ello que advierten los sacerdotes a Tamino y a Papageno:

«Cuidaos de las insidias femeninas: ¡es el primer deber de la alianza! Hombres sabios se han trastornado, han cometido faltas y no se han dado cuenta. ¡Al final se vieron abandonados, y su fidelidad pagada con burlas! Inútilmente se retorcieron las manos, la muerte y la desesperación fueron su recompensa.»

Indudablemente se refieren a las tentaciones sexuales, que siempre acaban en desastres en la vida, cuando éstas no son trascendidas. La tentación es fuego, pero quien las vence obtiene la luz.

Es entonces que después de las advertencias de rigor, los sacerdotes abandonan a Tamino y a Papageno; momentos después aparecen las tres mujeres de la Reina de la Noche tratando de hacerlos fracasar en su encomienda, como las sacerdotisas de la tentación de los persas en los tiempos idos, precisamente en los rituales de iniciación; o las mujeres flores que seducían a los Caballeros del Grial en la obra del Parsifal de Richard Wagner.

«La previa seducción de las Mujeres-Flores de Klingsor, el Mago Negro, es también tradicional entre los asiáticos. No existe héroe sagrado que no haya pasado por ella.» (Samael Aun Weor. El Parsifal Develado)

Las tres damas, hacen todo lo posible porque falten a su juramento de no hablar a la mujer, es decir de no caer en tentación, la mujer en este caso es símbolo de la seducción, muy similar a la Eva de la mitología hebrea, pero no se refiere específicamente a la mujer, es una personificación de la tentación en sí misma, y obviamente va para todos, seamos varones o mujeres. No debemos tomar las cosas literalmente, cada persona que aparece en esta obra es el símbolo de una emoción, un deseo, un defecto, que en realidad existe dentro de cada uno.

La tentación. Las tres damas. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

Tamino el príncipe, logra perfectamente contenerse ante las tres damas, Papageno es débil y sólo con la ayuda de Tamino logra más o menos trascender la prueba. Los sacerdotes del templo se dan cuenta de la presencia de las mujeres, que han profanado el templo, es decir que se está en peligro de la seducción, de la tentación y hacen que se hundan.

Aparecen los sacerdotes, acompañados de los nueve sagrados sonidos (tres veces tres) que se escucharon al principio de la obra, indicando claramente los misterios de la puerta nueve o arcano del Ermitaño del Tarot, que significa iniciación y trabajo con la transmutación de la energía sexual.

Uno de ellos se dirige a Tamino felicitándolo por haber pasado la prueba, el estudiante ha logrado vencer las tentaciones sexuales, las que son fáciles de identificar, las que son muy obvias, que son de naturaleza grotesca, pero que muchos fracasamos en ellas, claro que hay pruebas más difíciles que se tendrán que pasar y por ello el sacerdote le dice:

«Tu firme y varonil comportamiento ha vencido. ¡Pero aún habrás de recorrer varios caminos ásperos y peligrosos!»

Entretanto, Papageno, (los seres humanos que no tenemos aspiraciones espirituales), se hace el desmayado, no entiende por qué tiene que pasar por tantos peligros para tener a su Papagena.

Es obvio que, si bien uno no quiere saber nada del camino espiritual, tiene que merecerse la pareja, tiene que pasar por lo menos lo más burdo, el no ser un adultero, el tener un mínimo de conducta recta y el tener fidelidad.