Libro: La Flauta Mágica y la Iniciación

Capítulo 7. La Tentación es Fuego

Segundo Acto. Escena 4

La Tentación. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

Los sacerdotes llevan a los aspirantes a la iniciación a un salón, les dejan a solas y les advierten del silencio que deben guardar en presencia de las mujeres, sin duda alguna, se está aludiendo a la tentación sexual, que se presenta en la vida de todos los seres humanos del mundo, sean candidatos a la iniciación o no, sean varones o mujeres, jóvenes o ancianos, letrados o analfabetas, la mujer aquí es un símbolo de lo que hay dentro de uno, en este caso de la tentación. El guardar silencio nos habla de no caer en ella.

La presencia de Papagena

Papageno no soporta la idea de permanecer en silencio, tras una breve pausa empieza a decir tonterías sin sentido, y el príncipe lo incita a guardar silencio, pero Papageno no tiene el menor interés en hacerle caso. En eso aparece en escena una mujer anciana y fea, con una copa llena de agua y se la ofrece a Papageno; en realidad, es la esposa que le tiene destinada Sarastro (símbolo de la ley divina), es una joven de nombre Papagena, disfrazada de vieja, porque Papageno todavía no se la merece.

Papagena disfrazada de anciana. La Flauta Mágica Mozart. Gnosis

Papagena tiene 18 años y dos minutos y Papageno es diez años mayor que ella. Por un lado, nos habla de que, para la relación matrimonial, hay que tener el cuerpo físico ya maduro, pues someter el cuerpo a la relación sexual antes de los 18 años en la mujer es una violencia contra natura ya que su cuerpo todavía no está maduro en todas sus funciones, hay que saber esperar el momento adecuado; en el varón su madurez se alcanza a los 21 años.

Los diez años de diferencia nos hablan, de acuerdo a la cábala, de la rueda de nacimientos y muertes, de las vidas anteriores, que cada uno tiene su pareja, que hay que tener paciencia, que, de acuerdo a la ley divina, en este caso representada por Sarastro, todos tenemos designado nuestra pareja que nos corresponde.

Papageno no se imagina que esa señora fea y vieja sea su pareja; debido a lo dormido de nuestra consciencia, no sabemos qué tan cerca podemos estar de nuestra pareja, estamos ciegos ante realidades que vivimos y están ahí mismo con nosotros.

Así que la recomendación para cuando estamos solteros, que solemos estar muy impacientes, como Papageno, por no tener nuestra Papagena, es pasar las pruebas; eso es todo, cambiar nuestro nivel espiritual, tener el suficiente nivel moral, y listo; ésta llegará, pues ha estado desde siempre ahí.

Cuando Papageno le pregunta su nombre a la mujer, no alcanza a decirlo, pues se escucha un terrible trueno que obliga a Papagena a huir, todavía no es el momento; Papageno no está preparado todavía, pues al estar parloteando, hablando de más, indica que se identifica por completo con las pasiones mundanales, que no se ha vuelto serio, que gusta de andar por aquí y por allá, sin freno alguno.

El Pan Supersubstancial

Descienden de lo alto los tres geniecillos regresándoles sus instrumentos mágicos, que les habían sido quitados en el comienzo de las pruebas, y una mesa con muchos alimentos, ofreciéndoselos como recompensa a su esfuerzo.

Papageno con alimentos venidos de lo alto. La Flauta Mágica de Mozart.

«Por segunda vez os damos la bienvenida, oh varones, al reino de Sarastro. Sarastro os devuelve lo que os fue quitado, la flauta y el carillón. Si no desdeñáis estos alimentos, comed y bebed contentos. ¡Cuando nos veamos por tercera vez, la alegría será la recompensa de vuestro coraje! ¡Tamino, ánimo! La meta está cerca. Y tú, Papageno, ¡permanece en silencio!»

El llamado de la conciencia es una facultad que debe desarrollarse en cada uno de nosotros, es lo que nos puede indicar que estamos haciendo bien o mal, es la conciencia de los jueces; el remordimiento es una de sus funciones, mal estamos ya si no tenemos funcionando en nada esa preciosa facultad; los tres geniecillos representan que debemos poner atención a ese llamado.

Al mismo tiempo traen el pan venido de lo alto, ese que pedimos en la oración del Padre Nuestro, cuando decimos: "Dadnos el Pan nuestro de cada día"; no se refiere al pan físico, más bien se refiere al sagrado Shechinah hebreo, o la divina providencia, la sabiduría divina, el conocimiento de las dimensiones superiores del cosmos.

«La frase "Cada Día", significa el "Pan supersubstancial", en griego, o el "Pan de lo Alto".

La Gnosis da ese Pan de Vida en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos.

Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual 'Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento.

La Gnosis nos ofrece el "Pan Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría", y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora.» (Samael Aun Weor. Psicología Revolucionaria)

Esta parte de la Flauta Mágica está bellamente descrita en la oración conocida como “Invocación del Sabio Salomón”; hay una parte donde dice: “Hasmalim, iluminadme con los esplendores de Elohim y de Shechinah”, Hasmalin es el coro angélico que rige el mundo del espíritu o íntimo, por lo que se pide iluminación en el nombre del Padre que está en secreto, y de los ángeles que viven en la región de Chesed, que es lo mismo que la región dimensional del espíritu.

Los Elohim es una forma de referirse a los maestros auto realizados; por lo que suplicamos ser guiados por los esplendores de estos guías espirituales; y Shechinah es la divina providencia, ese pan supersubstancial, esa sabiduría divinal, representada por los alimentos que descienden de lo alto, traídos por estos geniecillos.

El Lamento de Pamina

Mientras Papageno come, Tamino toca su flauta, la cual escucha Pamina dirigiéndose inmediatamente a donde el sonido la dirigía, pero Tamino fiel a su juramento no puede hablar con Pamina y ella interpreta este rechazo equivocadamente, cree que ha dejado de quererla, que su amor ha desaparecido. Por lo que Tamino hace un terrible esfuerzo para poder cumplir con su cometido de no hablar, pues su Pamina llora amargamente por su rechazo y en un conmovedor y melancólico canto, dice:

El lamento de Pamina. la Flauta Mágica de Mozart. Gnosis

«¡Ay, tengo el presentimiento de que la dicha del amor ha desaparecido para siempre! ¡Nunca volveréis a mi corazón, horas de delicia! Mira... Tamino, querido, estas lágrimas corren sólo por ti. ¡Si no sientes los anhelos del amor, mi descanso estará en la muerte!»

Este canto tan triste de Pamina realmente mueve las fibras de su alma a todo el que la escucha, y es, precisamente, igual a los cantos de las sirenas que tiene que vencer Ulises en la Odisea de Homero; tienen, uno y otros, el mismo objetivo de enloquecer a los marinos o trabajadores de la Gran obra del Padre; son hermosísimos, pero si los escuchamos, es decir, nos identificamos con ellos, nos llevan como a los marinos inevitablemente a la muerte, que simboliza el fracaso total.

La Flauta Mágica aquí nos habla de la tentación más sofisticada, en la que se ven envueltos el sentimiento, además del fuego pasional bestial; un símil lo vemos en la obra del Parsifal de Richard Wagner, en la cual, el héroe de este drama, primero se ve tentado por las Mujeres Flores en el jardín de la tentación, pero después es en el encuentro con la bellísima  Kundry (la tentación), en donde ella precisamente va conduciéndolo a la tentación sexual; pero lo trata de vencer a través de sentimentalismos unidos al erotismo: recordarle a su padre muerto en los campos de batalla, y su amor que tuvo éste por su madre, estableciendo así la conexión sexual, metiéndolo poco a poco en los sortilegios del amor, para hacerlo sucumbir en sus encantos.

Aquí, en la Flauta Mágica, encontramos esa misma prueba, pero ahora representada por el sentimiento de Pamina, el dolor tan profundo que siente al ser rechazada; no es que no la quiera, de hecho, su amor es gigantesco; más bien nos habla de saber unir el erotismo con la espiritualidad, pero para lograrlo debe uno no comer el fruto prohibido, como Hércules puede robarse las manzanas del jardín de las Hespérides, pero no debe comerse el fruto prohibido, del cual se nos advirtió no deberíamos comer, esto es lo que simboliza este rechazo.

Esta parte de la obra es muy profunda, nos habla de muerte de las pasiones, nos habla de que para que exista amor verdadero debe existir rechazo a lo animal; nos dice que la sexualidad no está divorciada de la espiritualidad, que deben unirse en uno todo único. Esta prueba la han tenido que pasar todos los héroes del pasado, Krishna el gran maestro de la India, también la tuvo que franquear en su encuentro con la maga Nysumba, la hija del rey de las serpientes.

«Krishna el conductor del carro, traspasando con sus ojos de fuego a Nysumba, la Kundry oriental, y las siete sacerdotisas de la tentación entre los Drusos Sirios intentando seducir a los Iniciados, constituyen en sí la raíz básica de los estudios esotéricos.» (Samael Aun Weor. El Parsifal Develado)

Nysumba como maga que era, se transforma por medio de filtros muy poderosos en una bella y joven mujer, se presenta de manera muy provocativa ante Krishna, acostada en un lecho de púrpura, bellos ornamentos de oro en sus brazos y tobillos y una diadema de piedras preciosas, envuelta en una nube de perfumes que se deprendían de un pebetero de cobre; todo esto nos habla de la forma en que trabaja la tentación, con los más sutiles encantos y embelesos.

Le ofrece Nysumba a Krishna el poder, afirma que están predestinados el uno al otro, es entonces que le lanza una llama sombría desde sus ojos negros que hace estremecer a Krishna; él por su parte, con sus ojos de fuego como dos dagas, traspasa completamente a Nysumba, y ve en los ojos de ella el abismo, las serpientes, el deseo y la muerte.

Rechaza, por supuesto, a Nysumba y ésta pierde su belleza y queda, vieja y arrugada, llena de ira. El rechazo de Krishna a Nysumba y el de Parsifal a Kundry, es el mismo que aquí vemos representado en la Flauta Mágica, del príncipe Tamino a Pamina: significa amar con todas las fuerzas del alma, pero rechazar las bajas pasiones animales.

La tentación es fuego y vencer la tentación es luz. La tentación es una forma de probar al aspirante, toda tentación es un examen, si lo pasamos vienen poderes, facultades, dones, virtudes; si fracasamos en la prueba perdemos valores, pues no se pone prueba que no tengamos la capacidad de pasarla. El maestro Jesús nos dice en la última parte de la oración mágica del Padre Nuestro: “No nos dejes caer en la tentación, más líbranos de todo mal”, no solicitamos que no se nos pongan, sino pedimos fuerza espiritual para pasarlas.

«Más las tentaciones son muchas veces utilísimas al hombre, aunque sean grandes y pesadas; porque en ellas es uno humillado, purgado y enseñado. Todos los santos por muchas tribulaciones y tentaciones pasaron, y aprovecharon. Y los que no las quisieron sufrir y llevar bien, fueron tenidos por malos y desfallecieron. No hay orden, ni religión tan santa, ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones ni adversidades.» (Tomas de Kempis, Imitación al Cristo)

Es de héroes verdaderos tal como un Parsifal o un Krishna, vencerse a sí mismo, es ahí donde está el verdadero guerrero; el campo de batalla es nuestro propio universo interior.