Papapurusha

Gutavo Doré. Imagen para Orlando el furioso

En nombre de las cien mil vírgenes del misterio inefable que se oculta en el fondo de todas las edades, conviene ahora hablar un poco sobre el famoso PAPAPURUSHA indostánico (EL YO).

Los viejos ermitaños de la sagrada tierra del Ganges tienen la costumbre de visualizarlo mentalmente en el lado izquierdo de la cavidad del estómago y de la medida del dedo pulgar; se lo imaginan con fiero aspecto, ojos y barba de color rojo y sosteniendo espada y escudo con el ceño fruncido, figura simbólica de todos nuestros defectos Psicológicos...

Místico momento inolvidable de exótica beatitud oriental es aquél en que los ancianos anacoretas cantan sus Mantram Sagrados y se concentran extáticos en la región del ombligo...

En esos instantes deliciosos de insospechable dicha, el Yogui debe pensar en el PAPAPURUSHA imaginándoselo reducido a cenizas entre el fuego que chisporrotea.

Lágrimas de profundo arrepentimiento por las faltas cometidas desde los antiguos tiempos, caen de los ojos del penitente quien en el silencio santo suplica a su Madre Divina Kundalini elimine de su interior tal o cual defecto Psicológico.

Así es en verdad como el SADHAKA va muriendo de instante en instante; sólo con la muerte adviene lo nuevo.

El PAPAPURUSHA es el EGO Lunar, el MEFISTÓFELES de Goethe, el espantoso KLINGSOR de la Dramática WAGNERIANA...

A todas luces resalta con entera claridad meridiana el hecho terrible de que el PAPAPURUSHA no tiene legítima individualidad, no es un centro único de comando, no es un rayo particular.

Cada idea, cualquier sentimiento, una y otra sensación, "Yo amo", "Yo no amo", es fuera de toda duda un yo diferente, distinto.

Esos Yoes múltiples no están ligados entre sí, ni coordinados en modo alguno. Cada uno de ellos depende realmente de los variados cambios exteriores.

Tal "Yo" sigue fatalmente a tal otro, y algunos hasta se dan el lujo de aparecer acompañados de otros, pero es obvio que no hay en ello ni orden ni sistema.

Algunos grupos caprichosos de "Yoes", pendencieros y gritones, tienen entre sí ciertos lazos Psíquicos constituidos por asociaciones naturales de tipo completamente accidental: Recuerdos fortuitos o semejanzas especiales.

Es ostensible que cada una de estas fracciones del horrible PAPAPURUSHA, cada uno de estos agregados Psíquicos o Yoes, no representa, en un instante dado, más que una ínfima parte de todas nuestras funciones Psicológicas, empero, es incuestionable el que en lo particular cualquier tipo de "Yo" cree muy sinceramente representar el todo...

Cuando el pobre animal intelectual equivocadamente llamado "HOMBRE" dice "YO", se tiene la falsa impresión de que habla de sí mismo en su aspecto total, íntegro, más en verdad es cualquiera de las innumerables fracciones subjetivas del PAPAPURUSHA la que parla.

 Momentos después, puede haberlo olvidado totalmente y expresar con idéntica convicción cualquier idea antitética, simple manifestación de otro "Yo".

Las múltiples contradicciones de tipo Psicológico tienen por fundamento el YO PLURALIZADO, las variadas fases del PAPAPURUSHA.

El aspecto grave de todos estos procesos Psíquicos es que en verdad el pobre HUMANOIDE racional nada recuerda de tal cosa; en la mayoría de los casos da crédito al último "Yo" que ha hablado, mientras éste dura, es decir, mientras un nuevo "Yo" a veces sin relación alguna con el anterior, no ha expresado todavía su opinión más fuerte.

La CONCIENCIA enfrascada entre todas estas fracciones subjetivas del PAPAPURUSHA, es indubitable que duerme profundamente; resulta subconsciente...

Nosotros necesitamos convertir al SUBCONSCIENTE en CONSCIENTE y eso sólo es posible aniquilando al PAPAPURUSHA.

Samael Aun Weor. Parsifal Develado


Imagen: Gustavo Doré. Orlando el Furioso. Perseo y Andromeda (1516)

Glosarios| Regresar al Índice de Palabras |